"Las medidas de (Javier) Milei tienen un carácter clasista. No corresponden a un análisis puramente técnico, entre comillas, sobre cómo reordenar la economía", dijo en diálogo con TeleJunín Jorge Altamira, referente histórico de la izquierda en la Argentina.
Durante la charla, quien fuera durante décadas el dirigente más encumbrado del Partido Obrero (PO) -con el que se presentó a elecciones presidenciales en cuatro de las cinco oportunidades en que se postuló- se expresó en términos muy críticos sobre las medidas adoptadas por el flamante presidente en su primera semana de mandato.
“Mi posición frente a Javier Milei es peor que en las antípodas”, empieza afirmando este teórico y analista político que se forjó como dirigente en la lucha sindical en la década del 50 junto a su mentor, Silvio Frondizi. Con esa perspectiva histórica, Altamira asegura que el plan económico que esta semana presentó el nuevo gobierno nacional “es profundamente perjudicial para la sociedad como lo fue el Rodrigazo de 1975. Son casi dos gotas de agua, solo que con una situación más grave hoy”.
El dirigente de Política Obrera, explica esta afirmación: “Por ejemplo, ¿cuánto era la deuda externa en 1975? US$4.000 millones. ¿Cuánto es ahora el total de la deuda pública? Arriba de US$ 600.000 millones. ¿Cuánto era la pobreza en 1975? Tres por ciento. ¿Cuánto es ahora? 49 por ciento. Por lo tanto, la dimensión dramática de lo que está haciendo esta gente es muy superior. Es realmente de características catastróficas”.
“Milei multiplicó el déficit fiscal”
Pero Altamira fue más allá y sostuvo que el plan de Milei –que anunció el ministro de Economía Luis Caputo el martes- “es incoherente” porque mientras el presidente dice querer reducir el déficit fiscal “con la devaluación y el aumento del dólar un 120 por ciento lo que ha logrado es multiplicar el déficit fiscal por una razón elemental: porque el Tesoro Nacional tiene una deuda pública indexada al dólar. Entonces, si el dólar aumentó un 120 por ciento en pesos, la deuda del Estado aumentó un 120 por ciento y por lo tanto los intereses –que no son intereses sobre la deuda anterior, sino sobre una deuda que es un 120 por ciento más alta- también aumentan”.
Altamira, de 81 años, explicó entonces que el déficit del Estado se compone también del pago de intereses, “porque el llamado déficit tiene dos componentes: el llamado déficit primario y un llamado déficit financiero. El primario -y esto es donde estoy en las antípodas- Milei lo va a cortar porque va a bajar las jubilaciones, las prestaciones sociales… todo lo que tiene que ver con el mundo popular y del trabajo va a sufrir una poda. Ahora, la otra parte del déficit, la financiera, va a aumentar en forma escandalosa. Pero claro, esto beneficia a los grupos económicos que tienen en su poder los títulos de la deuda del Estado”.
En este contexto el dirigente de Política Obrera puso el acento en el polémico tema de las Leliqs, las Letras de Liquidez emitidas por el Banco Central a partir de 2018 y con las cuales el gobierno de Mauricio Macri –primero- y de Alberto Fernández –después- evitaron que una inmensa masa de depósitos en pesos se pasaran al dólar y dispararon su cotización, cosa que se logró, pero al costo del pago de cifras siderales por intereses (133% en su más reciente colocación) y una formidable acumulación de deuda: estimada en 20 billones de pesos.
“Habló para la tribuna”
“Milei también calculó como déficit del gobierno los intereses que el Banco Central le paga a los bancos y entonces dijo que iba a dinamitar las Leliqs ¡De ninguna manera! Habló para la tribuna: ya se reunió con los bancos…”, ironizó Altamira.
Respecto del salario, el dirigente de izquierda explicó que el sueldo es un precio más de la economía: el de la fuerza de trabajo y ese precio “está muy bajo: es el más bajo de la historia, el más bajo de América Latina” y frente a este panorama cuestionó que el presidente Milei “pega un grito y dice: ¡aumentemos los precios relativos de las compañías capitalistas y reventemos el precio relativo de la fuerza de trabajo!”
El salario “destruido” es lo que –en el análisis de Altamira- “ha hundido social, anímica y espiritualmente a la sociedad argentina y él (Milei) lo quiere hundir todavía más. Es una situación sin salida”, redondeó su concepto el fundador de Política Obrera. Pero como contrapartida, “con los tarifazos en el transporte, la luz, la salud, etc., el gobierno dice que quiere modificar los precios relativos. Dice que estos precios sustentados por subsidios del Estado no corresponden a los costos y entonces dice: ‘no, esto es una sangría. Vamos a aumentarlos porque relativamente a todo lo demás están bajos porque le doy subsidios’. Pero con estos precios rebajados por subsidios, los trabajadores tienen el 49% de pobreza…”.
“Medidas clasistas”
En su razonamiento de que Milei privilegia un aumento por sobre el otro, Altamira concluye que “estas medidas tienen un carácter clasista. No corresponden a un análisis puramente técnico, entre comillas, sobre cómo reordenar la economía. De ninguna manera, porque en la economía argentina con 49% de pobreza, la primera medida que hay que tomar es un aumento del 100% de los salarios. Del 100% de las jubilaciones y de cualquier otra asistencia social”.
Consultado sobre si el 55% del electorado se equivocó con su elección, Altamira lo negó: “No, no es que se haya equivocado. Por razones que son más completas que las que vamos a discutir hoy aquí, todo el proceso electoral les daba opciones similares” y dio como prueba de ello el caso de funcionarios que estuvieron con Sergio Massa y ahora continúan con Milei –como el embajador en Brasil Daniel Scioli-. Y también lo atribuyó a “la falta de independencia política que tienen los trabajadores respecto de los partidos tradicionales”.
Finalmente, Altamira le apuntó a la CGT y su papel en los últimos cuatro años. “Fue una canallada –aseguró- pero peor es lo que está haciendo”. “Una cosa es lo que hablan para la tribuna y después salen a decir que quieren una reunión, ‘quieren ver’ y ‘no quieren poner trabas ni nada’. “La cúpula sindical es un grupo de empresarios” y –argumentó- no quieren perder “la posición social” que habrían conquistado “como falsos representantes de los trabajadores”.